En el Evangelio según Mateo, capítulo 13 del verso 44 al 48 encontramos las parábolas del tesoro escondido en el campo y de la perla de gran precio. En la primera encontramos que el tesoro se encuentra en un campo (según la parábola del sembrador, el campo es el mundo; por tanto el tesoro es la gente que esta en el mundo. Gente apreciada pero distinta entre sí como un tesoro con joyas de metales preciosos, monedas de oro, vasijas de gran valor, etc.
De la historia podemos interpretar que quien encuentra ese tesoro es nuestro Dios Padre, y da todo lo que tiene para comprar ese campo y obtener ese tesoro. Sabemos ya que el Padre no escatimó ni a su propio Hijo para comprarnos, la sangre de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 8:32; Efesios 1:7)
La parábola de la perla de gran precio es semejante,un mercader busca buenas perlas y encuentra una tan preciosa que también da todo lo que tiene para comprarla. Vemos a Dios Padre buscando, encuentra y paga con todo lo que tiene, dando lo más valioso, Su Hijo, para ganar para sí esa perla. A diferencia de la parábola anterior, aquí no son muchas piezas que hacen un tesoro, sino una sola, una sola perla de gran valor. Las perlas se encuentran en las ostras que salen del mar, en la Palabra de Dios el mar simboliza a las naciones. Entonces la perla comprada a gran precio, siendo que es una sola, viene siendo la Iglesia que sale de entre las naciones (Mateo 28:19, Apocalipsis 5:9)
Para el Señor somos un tesoro muy apreciado y juntos como el Cuerpo de Cristo, somos esa perla de gran precio, esa iglesia que se conforma de todas las naciones.
Compartiendo estas parábolas en la pequeña aldea donde hemos construído la casa, yo Hans, pude explicar a los korebaju que son un pueblo especial para el Señor, cada uno es un tesoro y el Padre está buscando que esta nación también conforme Su iglesia de gran precio. Como misioneros hemos aprendido a compartir ese gran aprecio que el Señor les tiene a los korebaju y por eso damos de nuestros recursos, sueños, aspiraciones y hasta nuestras propias vidas para alcanzarles. Lo mismo han hecho las iglesias y creyentes que nos han enviado.
Pude animar a nuestros amigos korebaju a compartir también ese aprecio del Señor por la gente y las naciones a su alrededor, para que ellos quieran darse a sí mismos y alcanzar otras etnias con el Evangelio. Pero primero les dije que debían ser comprados por el Padre por medio de la sangre de su Hijo. Entonces pregunté si alguien quería ser comprado. El abuelo de la comunidad, sentado en primera fila contesto “Chu’u!”.
Ya entendiendo algo del idioma, fue inolvidable para mí ese momento, esa sencilla palabra expresada por el abuelo tuvo un gran significado en mi vida. ¡Qué alegría poder entender una palabra en korebaju! y el profundo significado que tenía en ese momento, el abuelo contestó a la pregunta de quién quiere ser comprado diciendo: ¡Yo!
Es por eso que nos encontramos aquí, aprendiendo este idioma, dejando nuestra casa, exponiéndonos a una diferente cultura y a cualquier peligro, dispuestos a darlo todo.
Y es por eso que tú, por el mismo deseo de ver a esta gente siendo adquirida por el Señor y formando parte de Su preciosa iglesia, estás dispuesto a darlo todo en oración y en sostenimiento de la obra.
COMPRENDIENDO MÁS
Liliana en una sesión de estudio del idioma
Me he propuesto estudiar las 40 horas semanales que nuestros asesores en la misión nos recomiendan, así que he tratado de acomodar mi tiempo de la mejor manera para conseguir mi meta.
La semana pasada mientras repasaba las lecciones de idioma que tenemos, las que hemos hecho desde que empezamos a estudiar el Koreguaje, fue notorio para mí que las frases comienzan a tener sentido en mi cabeza. Al escucharlas ya no es tan necesario buscar el significado sino que empiezo a entender las palabras cuando las escucho.
Puede ser que no sea una gran cosa, pero para mí ha sido un ánimo muy grande, porque empiezo a vislumbrar la posibilidad de que lograré entender este idioma y con la ayuda del Señor hablarlo. En este momento en esto estoy poniendo todo mi esfuerzo.
Entiendo que mi ministerio al igual que un vehículo, no arrancará hasta no tener la gasolina del idioma en el motor, por eso, con la ayuda del Señor cada día intento lograr mi meta de estudio.
UNA NECESIDAD ESPECIAL
Nuestras PETICIONES
de ORACIÓN
– Por la provisión de la moto para que el transporte al pueblo indígena pueda ser más económico y frecuente.
– Por la adaptación y seguridad de los dos al viajar en la moto, por pericia al conducir y que el Señor nos guarde de accidentes.
– Por un buen progreso en el aprendizaje del idioma.